jueves, 3 de julio de 2014

132 VUELTA AL CONTINENTE

Dejamos la mítica isla de ÍTHAKA, para ir al continente. Pero antes hacemos una última pasada por la isla de KEFALONIA. De la que me han dicho que tiene algunos vínculos no muy remotos con familias de la isla de Menorca.
Entramos en el puerto de EUFEMIA, para hacer víveres, apacible y estrellada noche en cala PORTPOLI. En FISKARDO, la Ibiza del Ionico. Al puerto si SIMIS y de aquí al pequeño puerto de POROS donde nos despedimos de esta isla para dar el salto al continente y último intento de sacar unos atunessss. A siete millas de nuestro destino, el carrete comenzó a cantar, Carlos se apura en coger la caña, y sólo sabe decir, esto tira mucho. Sigue recogiendo hilo, cuando suelta un coñoooooo, se ha roto el hilo, este seguro que pesaría más de 20 kilos.
Pernoctaremos en la ensenada SIROFOPOULA frente a la isla de OXIA y ya al Puerto de MESSOLONGUI, donde se nos desembarca Toni, que nos deja con unos kilitos de más, por su buena mano en la cocina.
Navegamos 546 millas en 34 días estupendos. La rutina diaria, levantarnos temprano, al rededor de las siete. Un cutre desayuno de café con leche, tostadas, galletas, aceite y mermelada. Salir hacer algo de compra, si estamos en puerto y soltar amaras sobre las nueve. Navegación y largadas las tres líneas de pesca. A la hora del Angelus, un pequeño gintonic.
Sobre las dos, llegada a puerto o recalada en una cala. Otra cutre comida a base de ensaladas, vino y cerveza. Como no, siesta. Reparación corporal y salida a dar un paseo si estamos en puerto, una sola cervecita, aquí son de medio litro,  wifi y cena en una cutre taberna. Si es en cala, bañito, pesca, una picada con vino o cerveza y sobre las nueve, una muy cutre cena. A las once durmiendo.
Para acordarnos de que es domingo, seguimos con la buena costumbre de hacer sesión vermut y extra de picada. No hay peor cosa que llevar un manitas de la cocina a bordo, que te hace perder la línea. Y lo peor es que nos hizo dos veces PULPO, guisado en cebolla y vino, que para que os quiero contar, delicioso, perdón cutre.
Y no ha faltado ni un sólo día que no recordáramos a nuestro cuarto navegante, RAFA.

Pica 132

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